Hacía tiempo que un parto no me hacía sentir así. Siento decirlo, pero es la verdad, me encanta mi trabajo, pero casi siempre, por la razón que sea, algo se "tuerce". O la matrona con la que estoy no me termina de gustar del todo, o la epidural hace de las suyas (la epidural da para una entrada aparte, no digo que sea mala, pero a mi personalmente no me gusta. Los registros de los peques se quedan chof muchas veces después de pincharle, casi siempre se les duermen las piernas, o no notan las contracciones, o no notan la sensación de pujo, y claro, así, ¿cómo van a empujar?) o la mujer está pasiva 100%.
Tampoco soy quien para juzgarlo porque no he parido y no sé cómo duelen unas contracciones, pero esas veces que no quieren sentir ni que se pone la tripa dura, porque hasta les duele que les soplen...no lo entiendo. No me cabe en la cabeza que no quieran sentir como nace su hijo, ese momento único.
Pero vamos al lío que me enrollo. Estuve toda la tarde con la mujer. Era una terci (tercer parto) que fue inducción por GCP (gestación cronológicamente prolongada), y estaba verde (lógicamente, no estaba de parto). Al ser una inducción, empezamos con el protocolo (oxitocina), y en la siguiente exploración, como no había avanzado, le rompimos la bolsa (se intenta mantener íntegra porque las contracciones son menos dolorosas, y como ella no quería la epidural...). Y le ofrecimos la pelota. La quiso, y le fue muy bien, de hecho estuvo toda la tarde ahí sentada, moviendo sus caderas como le pedía su cuerpo.
La miramos a las 8 y media (la miré, he de decir que todo lo hice sola porque la matrona que estaba conmigo me dejó hacer) y estaba con 7, pero la cabeza todavía un poco alta, así que yo "perdí un poco la esperanza de hacer el parto". Pero las tercis son así, impredecibles, y a la media hora me llamó que tenía muchas ganas de hacer caca. Efectivamente estaba completa, y empujando, así que nos pasamos corriendo a paritorio (sin celador) y lo preparamos todo.
Había cambiado el turno, y estaba una de las matronas que más me gusta como trabaja. Me dejó a mí sola.
Yo dejé a la mujer que empujara cuando tuviera ganas. Y salió la cabeza en la siguiente contracción. La matrona me aconsejó que esperara a la siguiente contracción para desprender los hombros, y así lo hice (he de decir que el registro había estado perfecto todo el tiempo). Los desprendí suavemente, le pedí a la mamá las manos y le entregué a su hija. Fue un momento precioso, me aletearon mariposillas en la barriga. Esperamos a que el cordón dejara de latir (la peque salió con un Apgar 9/10) y el padre cortó el cordón.
Se emocionó tanto que me abrazó, a mi y a la matrona, era más gracioso...
Revisé y tenía un microdesgarro en vagina que ni cosimos porque no sangraba prácticamente.
Me fui a despedir de ellos cuando fui a casa y se deshacían en agradecimientos. Yo les di las gracias a ellos por permitirme asistir un parto tan bonito, y me fui a casa. Me fui flotando. Estaba en una nube rosa de endorfinas que uauuuu.
Cómo me gustan esos partos. Esos en los que conectas con la mujer, y haces bien tu trabajo.
Espero que esta entrada os motive, a mi me motivan partos como este para ir al tajo todos los días.
Un besito!!!
Enhorabuena por ese parto!! me alegro de que hayas disfrutado tanto. No imagino que debístes sentir cuando el padre te abrazó pffff
ResponderEliminarJusto ayer leía una de tus entradas pasadas en la que contabas que tenías miedo, que había pocas plazas para mucha gente, que era tu primer año..... y mirate ahora!!!!
Ojala yo también pueda volver a casa algún día en una nube rosa de endorfinas!
Un abrazo
Si es que momentos como esos hacen que te vayas a casa flotando en una nube, y con una sonrisa gigante por la calle!!
ResponderEliminarMe alegro muchísimo que se diese tan bien y tú estuvieses allí para vivirlo (y contárnoslo).
Un besito flor!!
"Y le entregué a su hija". Definitivamente ESTA es la profesión más bonita del mundo ;)
ResponderEliminarEnhorabuena!